La habitación 43

Aquella habitación la tenía reservada Katrina para sus servicios. Katrina era sensual. Los años habían pasado pero mantenía aquel toque exótico y sensual que tanto vuelve loco a los hombres.  En sus ya 50 y pico de años, se había mantenido bien, y a pesar de que los años no evitan a nadie, se había sabido mantener bien atractiva. Y la experiencia adquirida la sabía aprovechar en beneficio propio y ajeno, ya que conocía bien como volver loco sexualmente a todo hombre. A veces siendo lo dulce y cariñosa que se espera de ella, pero a veces siendo la malvada todopoderosa mujer que consigue que los hombres se rindan a sus pies para obedecerla.

Aquel día de julio iba a ser especial. Katrina normalmente hacía un servicio al día y no siempre. Los cobraba bien y con eso se permitía una vida muy acomodada. No vivía de lujos y caprichos porque no le gustaba aparentar lujos ante los demás . Pero su situación financiera la permitía estar muy tranquila y relajada en la vida. Esa forma de trabajo le había permitido pagar las mejores escuelas para sus dos hijos. Ahora ya eran mayores y trabajaban en otros países así que ella estaba libre de ataduras horarias y de compromisos.

Su marido trabajaba casi por placer, y había aceptado muy bien el trabajo de ella, porque entendía que era solo un trabajo, y porque él siempre había sido muy morboso, y le excitaba saber que tenía una mujer tan deseable. 

Evidentemente, ella siempre trabajaba lejos de su zona de residencia. Incluso a veces, su marido la acompañaba y la esperaba hasta que hubiera acabado el servicio.

Se anunciaba con el nombre de Katrina, que evidentemente no era su nombre real.

Aquel día , su marido la había acompañado, y la esperaría en la cafetería del hotel mientras ella subía a la habitación a realizar su servicio.

  • Hasta luego. 

Así de seca se despidió de su marido levantándose de la mesa donde habían tomado una cerveza. La ayudaba a desinhibirse un poco mentalmente y a tener los labios un poco humedecidos.

   -toc toc toc. Sonó la puerta de la habitación 43.

La puerta se abrió. Ella entró decidida.

  • ¿Una copa? Le ofreció Ivan, un cliente ruso acaudalado que de vez en cuando acudía a ella.
  • Encantada. 

Katrina cogió la copa, hicieron un brindis y bebió un ligero sorbo. Sabía que otra copa la encendería demasiado, y más con una cerveza previa. 

  • .¿Te pago como de costumbre? 
  • Si. Por supuesto.

Ivan manejó habilidosamente su móvil durante unos instantes. Lo dejó sobre la mesilla, con una sonrisa de satisfacción.

  • Bip Bip. Sonó el móvil de Katrina. 

Ella lo cogió, miró la pantalla y también hizo una mueca de satisfacción. Acababa de recibir un Bizum de 500€. El máximo permitido. Dejó su móvil en su bolso.

  • Dime, ¿qué necesitas hoy? 
  • Lo normal. Disfrutar de la visión y tacto de tu cuerpo femenino.

Katrina no se hizo esperar. Aprovechando la música que sonaba en el ambiente, que Ivan, había dejado sonando en la tv con video clips musicales en marcha, empezó a contonearse como solo ella sabe hacer. 

El se sentó en el borde de la cama recreándose la vista. Ella se iba moviendo lentamente y sobre todo , muy sensualmente. Katrina sabía aprovechar sus atributos bien. Y sabía que sus pechos, por ejemplo, producían efectos en los hombres. 

Su vestido largo se movía al ritmo de la música. De vez en cuando se lo iba subiendo para dejar entrever sus piernas. 

Poco a poco fue disminuyendo el ritmo hasta bajar lentamente y ponerse de rodillas ante Ivan quien hizo el efecto de abrir sus piernas. 

A Katrina le encantaba el trabajo oral. Siempre había disfrutado del tacto y la sensación de tener una buena polla en su boca. No le gustaban demasiado grandes para los trabajos orales, porque no le permitían llegar a toda la superficie, y a ella le encantaba tenerla toda hasta la garganta. Le había costado años de práctica y ahora realmente lo disfrutaba y sabía que a los hombres les volvía locos una felación bien profunda.

Así estuvieron un buen rato, mientras ella notaba que lo estaba haciendo bien, por la respuesta que podía sentir entre sus labios.

  • Quiero ver todo tu cuerpo. 

Se sacó el vestido. No llevaba ropa interior. Él decididamente la puso a 4 patas en la cama. No tardó casi nada en sacarse la ropa y penetrarla agarrándola por las caderas. Su coño estaba muy húmedo, signo de que ella estaba disfrutando. 

  • No tardó demasiado en dar señales de que iba a correrse. 

Y efectivamente Ivan pegó un grito al aire y dejó las últimas embestidas para relajarse empujando aún el trasero de Katrina, que se quedó muy cachonda sintiéndose llena por aquel semental.

Normalmente, Katrina es la que se ducha y se va, pero esta vez Ivan, la sorprendió.

  • Yo debo irme. Si quieres, relájate y disfruta la habitación y el hotel. Le dió un piquito y salió de la habitación . Katrina no aceptaba besos profundos de los clientes, pero piquitos de despedida o bienvenida era lo único que realizaba. 

Así que se quedó tumbada, y todavía caliente allí. Se tocó un poco y no tardó nada en acabar con varios orgasmos, al poner sus dedos en su sexo y sentirlos tan empapados con la corrida caliente de su ultimo cliente. Eso siempre la había excitado mucho. Le costaba poco correrse cuando realmente lo deseaba, y no tenía ninguna dificultad en enlazar un orgasmo con otro.

  • Ya he acabado, pero me ha dejado la habitación. Me ducho y salgo.  Era el mensaje que le envió a su marido, que debía estar todavía en la cafetería .

 

 Bip Bip…

  • Me gustaría tener tus servicios. Te he visto entrar en el hotel y he esperado. Al ver al cliente satisfecho salir, he pensado que hace días que no te llamo.
  • .ok. Dame 15 minutos que me ducho y me arreglo .
  • No no. Te quiero así tal cual.
  • ¿cómo? ¿ quieres encontrarme sucia?
  • Si. Me excita sentirte usada.
  • Ok. Pues ya sabes el proceso. Primero paga.

Pasaron unos minutos sin respuesta cuando el móvil de Katrina sonó :

  • Bip Bip. Bizum recibido de 500€
  • Ok. Gracias por el pago. Pues aquí estoy. Habitación 43. Le contestó mientras se sentía orgullosa de haber obtenido otra cantidad de dinero extra en muy poco tiempo. 

Katrina preparó una cosa de su bolso y la dejó bajo la almohada. También aprovechó para untarse el cuerpo entero con lubricante que de vez en cuando usaba como imitación de semen. Esta vez quería ver la reacción de él al verla realmente llena, sucia e impregnada de corrida.

  • toc toc. Sonó la puerta. 
  • Está abierto.

La puerta se abrió lentamente.

El nuevo cliente entró lentamente, nervioso y excitado. Ella estaba de rodillas desnuda encima de la cama esperando ver su reacción. 

A él se le abrieron las pupilas de los ojos. Estuvo unos minutos contemplándola.

  • Sacate la ropa, y túmbate .

Normalmente ella hacía más el papel de sumisa con sus clientes pero cuando se ponía en plan autoritario, siempre sucumbían porque siempre le habían reconocido que no hay nada más sexy que una mujer poderosa dando órdenes cuando el hombre está excitado. 

El tardo poco en sacarse toda la ropa y tumbarse tal como ella le había ordenado. Mientras ella estaba de pie al lado de la cama, acabando la copa. 

Ella se acercó a él, y le dijo:

  • mira, he hecho un servicio y me he quedado con ganas. Y ya ves como me han dejado.  Vas a tener que hacer que me corra si o si. ¿Entiendes?
  • Si, por supuesto, mi señora.
  • Primero me vas a limpiar mi sexo, y si veo que tu polla se pone dura, te dejare que me folles las tetas, que ya estan lubricadas.  Si no, tengo una alternativa prevista.

Ella Se subió encima de él en la cama, y se puso a la altura de su cabeza. Fue descendiendo poco a poco hasta dejar su sexo a escasos centimetros de los labios de él . Lo dejó unos segundos así, sabiendo que estaba produciendo una tormenta de sensaciones en él.

  • ¿Qué harías por el coño de tu señora?
  • Cualquier cosa, mi señora.
  • Pues chupa y límpiame . Dijo directamente mirándole a los ojos.

Entonces bajó del todo  y le puso su sexo empapado en la boca. Él entre la excitación de sentir que estaba chupando y sintiendo la corrida de otro, se excitaba mucho. Los olores le aturdían.

  • ¿Te gusta que una mujer esté tan sucia y follada?
  • Si, mi señora. 

Estuvo un rato la escena así, y viendo ella que el aparato de él todavía no estaba lo fuerte que debería haber estado, sacó el juguete de debajo la almohada. 

Era un dildo para atar a la boca de él. Cuando lo sacó, a él se le hizo un nudo en la garganta.

  • te voy a poner esto para que puedas dar gusto a tu señora.

Le puso el juguete y lo ató en su coronilla. Ahora él estaba sin poder articular palabra, y con una verga erguida en su boca para disfrute de ella. 

Ella, igual que con anterioridad, se sentó sobre el miembro artificial. Y empezó a moverse lentamente arriba y abajo.

  • ¿Puedes ver como me folla? ¿Lo ves en primera fila, eh? ¿Ves mi coño recién follado y corrido?

El no podía contestar pero sus ojos mostraban la expresión de placer que tanto tiempo había estado buscando.

La escena estuvo un rato en marcha cambiando de posturas. Que si a cuatro patas, mientras él la follaba con su cabezaverga, etc. 

Finalmente, ella pensó que valía la pena recompensar tanto esfuerzo. 

  • ¿Quieres correrte en mis tetas? ¿Quieres follarlas?
  • Si, mi señora.
  • Pues anda. Ella se puso tumbada y él se puso encima viendo su verga penetrar aquellas tetas todavía llenas de leche del supuesto amante anterior.
  • ¿Te gusta follarlas así con leche de lubricante?
  • Mmmmmmmm

Una descarga  de nueva leche en sus tetas que él no pudo evitar.

  • ¿te ha gustado? 
  • Si.
  • Pues ya sabes, marido mío . Como has pagado y estás a mi servicio vamos a la ducha que quiero que me limpies allí.

 

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