Vacaciones en Ibiza

Somos un matrimonio feliz, mi marido, Jorge, en 40. Yo Carla, en 36. Mi marido es alto, atlético, sin estar fibrado, se nota que se cuida. Me pone su torso desnudo, sus miradas lascivas, es un hombre muy morboso. Yo soy bajita, con un buen pecho, una 95, aunque no está en su lugar como en mi juventud, a mi marido le encanta. No me considero una mujer físicamente atractiva, pero mi marido siempre me está adulando, eso me encanta. Se que aparte de mis pechos, le vuelve loco mi culito. No estoy gorda, pero si que desde los embarazos pasados no consigo que la barriga vuelva a su sitio. Soy morena, de melena larga, y sexualmente me considero una mujer activa. Llevamos tiempo casados, pero nos compenetramos bien y tenemos sexo, buen sexo, unas cuantas veces a la semana.

Si bien fantaseamos muchas veces con meter un tercero en la cama, nunca se dió lugar. Habíamos jugado mucho con el tema. Usando vibradores en la cama, vendándome los ojos mi marido, haciéndome creer que tenía más de una polla a mi disposición. Al principio me sorprendió la fantasía de mi marido, yo jamás lo querría compartir con otra, pero supongo que los tios son diferentes en muchos aspectos. Me enseñó algunos relatos que escribió, y algunos incluso me gustaron, llegando a fantasear en mi mente con la idea.

Pero los niños, el estrés, la rutina, hicieron que aparcamos el tema. Si bien en nuestros encuentros sexuales seguimos fantaseando con ello a veces, de la fantasía a la realidad hay un buen trecho.

Pasaron los años, los niños crecieron, y por fin pudimos escaparnos solos, durante cinco días, a Ibiza. Y esto es lo que ocurrió:

Llegamos al apartahotel, y accedimos por fin al que iba a ser nuestro apartamento unos dias. Estaba muy bien, amplia cama con tv, cocinita, y un ventanal precioso que daba a una zona ajardinada, justo en frente de otro apartamento. Jorge me besó con cariño y me dijo:

-Ponte cómoda amor. Vamos a disfrutar estos días. Voy a sacar todos nuestros juguetes sexuales y los dejaré al lado de la cama. Cuando queramos follar, follaremos, si queremos comer, comeremos, y si queremos dormir, dormiremos.

 

Le sonreí, estaba feliz. Sabía lo morboso que es mi marido, lo mucho que le gusta fantasear sexualmente. Sabía lo mucho que le gusta que me exhiba, siempre me propone vestidos atrevidos, le gusta que otros puedan observarme. Una cosa tenía clara, lo había estado meditando mucho: en ese viaje, pensaba darle a mi marido todo el morbo que le pudiese dar. Querría ver hasta dónde pensaba llegar. Estaba un poco harta, la verdad, de sus insinuaciones, y le iba a dar un escarmiento. A lo mejor lo asustaba, ya me frenaría él. Y si él lo disfrutaba, pues ya me cortaría yo misma…jeje. Entré al baño, y me puse la parte de abajo de un microbikini que mi marido me había regalado en una ocasión, y no me había atrevido a ponerme. Me miré en el espejo, la verdad es que tapaba bien mi coñito, pero por la parte de atrás dejaba entrever buena parte de mis nalgas. Parecía un tanga, sin llegar a serlo. Me sentía bien, se notaban los meses de gimnasio, había perdido unos kilos y no me veía tan mal. Salí del baño, y mi marido se quedó observando con esa mirada que tanto me pone. Le sonreí picarona:

-Nos vamos a la playa o que?

-Chiquilla, que las cortinas están abiertas, como haya alguien en el apartamento de enfrente, te van a ver en tetas.

-Que más dá, aquí no nos conoce nadie.

Se acercó y me besó. Empezamos a magrearnos. Me tumbó en la cama, empezó a comerme las tetas, yo gemía, el deseo era máximo. Bajó por mi vientre, y me apartó el bañador, empezando a comerme mi coñito depilado. Tras un rato se quitó el bañador, se puso un condón y me penetró, con mucha furia. Estaba ansiosa de él, y él de mi. Estaba gozando, me gusta mucho que Jorge me posea con tantas ganas. Empezó a susurrarme guarradas en la oreja. Que si me gustaba como me follaba, que si echaba de menos su polla. Me dijo que si algún adolescente se asomaba a la ventana de enfrente, seguro que se pajeaba mirándome, mirando aquellas tetas deliciosas que tenía, mirando como me follaba. Me había olvidado del ventanal, la verdad que poder ser vistos no me hacía gracia… aún así, estaba gozando mucho y no quise para. Se corrió, y yo me vine a la vez. Había sido un polvo rápido, salvaje. El ansia que nos teníamos, supongo.

Tras un rato descansando tumbados, me dijo:

-Que tal amor?

-Buff…

-Te ha gustado?

-Siiii – me besó –

– He visto que te has corrido, nada más mencionarte lo del adolescente y la paja. Exhibicionista! jajaja

Jorge y sus juegos, pensé. Quería jugar? Pués lo iba a satisfacer. El polvo me había dejado cachonda, y como estábamos a muchos kilometros de dónde vivíamos, pensaba dejar disfrutar a mi marido, es más, iba a hacer que disfrutara:

-Bueno, hemos venido a disfrutar y fantasear no? A ver que se tercia este viaje…

Noté que el comentario lo dejó pensativo. Me reí en mis pensamientos, jajaja. Lo había descolocado un poco.

-Vamos a la playa antes de comer? -Propuso-

-Vamos, le dije.

Preparamos todo, y nos fuimos para allá. Me llevé el mismo bañador, sin parte de arriba, solo con un vestido playero encima, blanco, que dejaba ver mis pezones. La mirada que me echó mi marido, me puso cachondisima. En fin, si veía miradas indiscretas o me sentía incomoda, siempre podría cambiar de parecer.

Llegamos a la playa, pusimos las toallas y la sombrilla, y me quedé en topless. Le puse crema a mi marido, y él empezó a ponerme a mi. Primero boca abajo, me gustó como se esmeró en mis piernas, en mi culito, me encantó el roce de sus dedos por mi coñito, que pese a estar con el bañador, notaba húmedo. Al darme la vuelta, siguió dándome crema, otra vez sus manos rozaban mi coñito al frotar mis piernas. Luego, se esmeraron bien en mis tetas. Yo tenía los ojos cerrados, y disfruté, la verdad. Luego se fué al agua, y yo me quedé relajada, al sol. Pasaron unos minutos cuando una voz me hizo abrir los ojos:

-Perdona, tienes fuego?

Me incorporé sobre los codos, y tuve que ponerme una mano a modo de visera, pués pese a las gafas de sol, no veía bien quién me había preguntado. Pude observar un muchacho con un cigarro en la boca. Era muy guapo, moreno de piel, pelo corto, media barba, ojos verdes. Tendría unos veinticinco años, y un físico, hay que reconocerlo, muy cuidado, de gimnasio. Sin estar excesivamente musculado, se le notaban bien las abdominales, estaba fibrado. Una mirada hacia el agua, y repare en mi marido, no muy lejos (no había mucha gente), mirando hacia nosotros. Si, estaba convencida de que miraba hacia mi. «Querías que me exhibiera verdad?» -Pensé- «Pués lo vas a disfrutar, Jorge». Lo lógico hubiese sido girarme, buscar el mechero en el bolso, y dárselo al muchacho. Pero me armé de valor… lo peor que podía pasar era que el chico se riese de mi… me puse de rodillas, me giré, y al agacharme a rebuscar en el bolso, procuré que me quedase el culo bien en pompa hacia el muchacho. Fueron unos segundos, no ví su reacción. Al incorporarme, le tendí el mechero.

-Gracias guapa -dijo mientras se encendía el cigarro- Da gusto encontrar mujeres con fuego, pero sobretodo bonitas, en la playa.

-Gracias chico -le sonreí mientras me devolvía el mechero-

-Me llamo Rafa, encantado..

Se agacho a darme dos besos, pero yo me levanté para no resultar maleducada.

-Yo Carla.

-Estas sola?

-No, he venido con mi marido, estamos de vacaciones. Por fin dejamos a los niños y nos escapamos a disfrutar un poco.

-Joder pues viéndote no me creo que ya seas madre…

-Venga ya chico, que exagerado eres, se nota que eres andaluz…

-Si, de Málaga… he venido con mi colega Isra -hizo una seña a un muchacho que se acercó. No era tan agraciado como Rafa, pero no estaba mal.

-Encantado, soy Isra -me dio dos besos-

-Yo Carla.

Surrealista, pensé. Allí estaba yo, en topless, charlando con dos yogurines que parecía que me querían ligar. Mi marido, en el agua que no perdía detalle. Los muchachos, me contaron que se alojaban en un apartamento de la zona, me recomendaron sitios dónde comer…. la verdad que resultaron muy agradables y con salero, me arrancaron unas cuantas risas. Me soltaron sutilmente algunos piropos, pero sin llegar a incomodarme. Al rato, se despidieron, y me fuí para el agua.

-Que lujazo de agua amor – me dijo Jorge cuándo llegué a su lado-

-Siii que gusto -dije abrazándole y besándole

-Tienes los pezones duros…. tienes frío?

-No.

-Entonces….? Estas excitada guarrilla mia? -dijo mientras me agarraba el culo y me atraía hacia él.

-mmmmmm. –le susurré-

-No tendrá nada que ver con esos chavales con los que has estado hablando no? -preguntó maliciosamente-

-mmmmmm -le sonreí-

-A ver, cuéntame.

-Son dos chavales de Málaga. Con mucho salero. Están aquí de vacaciones. El que se ha acercado a mi….- me invadió la duda, sabía que mi marido fantaseaba con estas cosas, pero no quería incomodarlo, que se enfadara– ¿no te pondrás celoso?

-Joder nena, lo que me ponen a mi estas situaciones es cachondo, y si no, tocame la polla

Le agarré el paquete, que ya estaba morcillón…. Joder, que tío, pensé.

-mmmmm -dije- pues te decía, el que se ha acercado, esta como un queso. Y he pensado: joder, con el niño. Así que, me ha pedido fuego, y yo he decidido darle un poco de juego, poniendo el culito en pompa hacia él…

-Lo he visto cariño, y me he puesto muy cachondo…

-Ajá….- le sonreí- sabía que estabas mirando, y que te gusta que me miren…..

-Pues no veas la mirada que te ha echado el chaval..

-Ah, sí?…-le dije a la vez que lo besaba- joder, pues me excita la idea…. En fin, que se me ha presentado, se llama Rafa, están aquí de vacaciones con su colega (que se me ha presentado después) Israel. Son muy graciosos, yo les he contado que estoy aquí contigo. Me han estado contado cosas de la zona, y me han piropeado un poco. Incluso he notado como me miraban con deseo… en fin, que me han subido la autoestima que no veas. Y luego les he dicho que me venía al agua contigo, y ya se han largado.

En ese momento, me atrajo hacia él, y comprobé lo dura que la tenía. Le besé cachonda y le dije: – coño, parece que a alguien le gusta que miren a su mujercita.

-Pues si, no siento celos, si no orgullo de tener una hembra tan buena. Me parece que serán una interesantes vacaciones….

Poco más pasó esa mañana en la playa. Tras un rato, de entrar, salir, jugar a las palas y tomar el sol, decidimos comer en una terraza. Al irnos, les dije adiós a los muchachos, y para mi sorpresa, mi marido se acercó a ellos y se presentó. Al ver que iba de buen rollo, se relajaron y Israel le espetó:

-Tienes un monumento de mujer, Jorge.

-Lo sé -respondió guiñándole el ojo-

No, si al final iba a resultar cierto que a mi marido le ponía que me exhibiera. Pues la verdad, tampoco había resultado tan mal la experiencia, me había divertido.

Comimos, charlando de cosas banales, y regresamos al apartamento. Me fui para la ducha, estaba cachonda, invité a mi marido. El muy cabrón prefirió echarse una siesta. En parte era normal en él, siempre después de comer se echaba un rato. Pero yo estuve dejando el agua caer por mi cuerpo desnudo, el sol, aquellos muchachos, el polvo de esa mañana, una mezcla de todo, me tenía excitada. Salí de la ducha, me sequé y me puse un tanguita, con un pequeño vestido de tirantes encima. Me ví en el espejo, el vestido era ceñido, dejaba entrever mis pechos y mis pezones. Pero no lo suficientemente ceñido, como para no dejar que se me vieran los pechos si me agachaba lo suficiente. Además, era cortito, si levantaba un poco los hombros se me veía parte del culito. Si, estaría al gusto de mi marido cuando despertara. Si no lo despertaba yo, tirándome encima de él y follándomelo, que era lo que me apetecía. Salí del baño, y cuándo quería ir a despertar a mi marido unos golpecitos en el ventanal del jardín me sobresaltaron. Me giré, y para mi sorpresa, quién llamaba a la ventana era Rafa, sonriendo. Por un momento pensé que sería un psicópata, que nos habían seguido desde la playa. Pero su mirada no transmitía locura, simplemente cordialidad con una sonrisa, esa sonrisa tan bonita que ya me dejó medio embobada en la playa. Acudí a abrir:

-Qué haces tú por aquí?

-Coño, Carla, no te lo vas a creer, somos vuestros vecinos.

-No jodas! – En ese momento se me vino enseguida a la cabeza el polvo mañanero con mi marido-

-Vaya casualidad eh?

Isra salió de su apartamento con dos cervezas, y se sentó en su terraza.

-Que pasa Carla? Una cervecita?

-Si, acompáñanos,- dijo Rafa mientras se iba a sentar con Isra.

Me quedé apoyada en el ventanal, dejando que esos muchachos me viesen con ese pequeño vestido que llevaba. Podía ver como más de una mirada iba hacia mis pechos, hacia mis piernas.

-No sé chicos, iba a despertar a mi marido…

-Déjalo descansar, ven con nosotros, -se rió Isra-

-Ey que pasa – mi marido anunció su llegada, se había despertado-

Me giré a saludar a mi marido, y me gustó ver su cara al verme con ese vestido…

-Mira las casualidades, quienes tenemos de vecinos. Los chicos de la playa.

-Coño, Isra y Rafa verdad? Que pasa?

-Aquí tu señora, que la invitamos a cerveza pero no quiere

-Porque para ella shandy, para mi cerveza -dijo acercando nuestras sillas a las suyas.

Rafa no tardó en entrar y salir con una shandy para mi y una cerveza para mi marido. Pués si que iba lanzado mi marido. Me acababa de ver vestida como iba, pero prefería sentarse a cervecear con esos dos antes que follarme. Pués se iba a enterar, o lo iba a poner cachondo, o lo iba a poner celoso. Tal cual iba vestida, me senté a tomar el shandy. La piernas cruzadas impedirían ver el tanga, pero al sentarme se me quedó medio culo al aire. Además, al alargar el brazo para coger la bebida, vi como a Rafa se le iban los ojos por debajo de mi brazo, sin duda viéndome los pechos. Siguieron más cervezas y más shandys, y pasamos unas tres horas muy agradables, y entretenidas. Resultaron ser muy buenos chavales. Entre risa y risa, notaba como a los chavales se les perdía de vez en cuando la mirada hacia mis tetas, hacia mis piernas, hacia mi culito. Pero el alcohol me desinhibia, y ver las miradas de mi marido… joder, como me ponía. Llegamos a coger tal confianza, que la conversación se tornó más picantona, los muchachos cada vez se cortaban menos, pese a la presencia de mi marido… ya que a él parecía no importarle. Me estaba sorprendiendo.

-Bueno, nosotros nos vamos ya a ducharnos y a salir por ahí. No os animáis?

-No, -respondí antes de que mi marido se lanzara- Nosotros nos quedamos a descansar….

-Si, si, a descansar o a follar como locos, ahora que andáis sin los críos -dijo Rafa, tal era la confianza que habíamos cogido en poco tiempo.

-Bueeeno – contestó Jorge- vosotros seguro que pillareis algo

-Eso espero – dijo Isra- porque el calentón ya lo llevamos -dijo guiñándome un ojo-

-Jajaja ya será menos -le sonreí-

Tenía que admitir que estos «juegos», estas miradas con los muchachos y mi marido, sobretodo con Rafa, junto con el alcohol ingerido… pues sí, no me habían disgustado. Si antes estaba excitada, ahora lo estaba más. Pero corté porque quería follar ya con mi marido, le tenía muchas ganas.

Así nos despedimos, y mientras Jorge se duchaba, preparé una cenita (con cosas del super) en el salón. Cenamos a gusto, bebimos más. Esa noche me vendó los ojos y sacó todo el arsenal de juguetes. Follamos muy rico. Cuando me tenía a cuatro patas, con los ojos vendados, follándomela por detrás, me puso un consolador en la boca..

-Chupa otra polla, putita mia… Te han puesto cachonda hoy esos dos muchachos? No te quitaban ojo… Seguro que si follan esta noche, pensarán en la sexy señora del apartamento de al lado…..

-Mmmmmmmm- Gemí- Si, si, si…- mientras agarraba la polla ante sus embestidas-

– Te gustaría que esta polla fuera la de Rafa, eh?

Pues si, con los ojos vendados, estaba pensando en él, el yogurín me había entrado por el ojito derecho…

-Ooohh, si – dije perdida de deseo, y me metí el consolador en la boca imaginando que se la chupaba a Rafa, imaginando su torso perfecto, sus ojos verdes…

-Te gustaría que fuera Rafa quien te folla por detrás?

Mi marido no se cortaba un pelo, sus palabras me excitaban…

-Mmmmmmm -dije-

Noté como se corría, y me corrí a la vez. Fue glorioso.

Tras descansar un rato, no me quitaba de la cabeza a Rafa, me sorprendía a mi misma lo que me había excitado el polvo, imaginándolo con nosotros. En nuestros juegos nunca le ponía cara a un tercero, pero esta vez si. Me preocupaba, pese a que me daba pié al juego, que mi marido experimentara celos. Lo miré y le pregunté:

-Celoso, amor?

-No -me miró a los ojos- más cachondo que nunca, y feliz. Te amo.

-Y yo a ti.

-A ver que ocurre mañana.

……………

Al dia siguiente, gozamos de la playa otra vez por la mañana. Pero no coincidimos con Isra y Rafa. Seguí haciendo topless, disfrutando el sol. En un momento en que me quedé pensativa, Jorge me espetó:

-Estarán de resaca

-Quienes?

-Israel y Rafa

Joder mi marido, que pesado se estaba poniendo. La verdad es que no había pensado en ellos en toda la mañana. Empezaba a mosquearme, parecía que mi marido iba a saco…

-No pensaba en ellos

-Por si acaso, jajajaja

-Cariño, no juegues con fuego…

Pareció que mi marido captaba el mensaje. Ya no me habló más del tema. En vez de esos, estuvo super cariñoso conmigo toda la mañana, lo cual me encantó. Comimos en el mismo lugar que el dia anterior, y tras ducharnos en el apartamento, dimos un paseo por el lugar (me encanta pasear por los souvenirs de verano). Me compré unos vestidos y unos zapatos a juego, además, mi marido me regaló un bolso monísimo, y volvimos al apartamento, ya entrada la tarde, felices.

-Te quiero! -dije abrazándolo- Gracias por el bolso. Ara en el apartamento te hago lo que me pidas.

Al llegar al apartamento, empezamos a besarnos, cogió el antifaz y me vendó los ojos.

-Que malo eres… -le dije excitada-

Entonces, escuché las cortinas del ventanal abriéndose.

-Ah, no, eso no. Estas loco? -le dije-

-Chsssss, has dicho que harías lo que yo quisiera.

-Y si nos ven esos dos?

-Y si te vieron antes de ayer? Ayer les dejaste muy cachondos. Ahora serás tu la que no sabras si, mientras te follo, te estan viendo….

No se porque, pero esas palabras hicieron que me olvidara de la ventana, noté un chispazo en el clitoris, me invadió un deseo inmenso hacia mi marido…

-Joder, como me pones – dije abalanzándome sobre él-

Me quitó el vestido, me desnudó y me tumbó en la cama. Me estuvo comiendo cada rincón de mi cuerpo un buen rato… Empezamos a hacer el amor, estaba fuera de mi, me encantaba. Me puso a cuatro patas, yo seguía con los ojos vendados… pensé que tal vez cogería de nuevo el vibrador, pensé que tal vez me lo pondría de nuevo en la boca para que lo mamase… pensé en Rafa, no pude evitarlo, pero no sentí remordimientos, estaba excitadísima y mi marido me estaba dando mucho placer… En un momento dado dejó de montarme, y noté como se tumbaba. Me guió para que me sentase encima de él. Noté su polla penetrando en mi, empecé a moverme. Me encantaba notar todo su miembro en mi interior, el se reincorporó un poco para llegar a comerme las tetas, cosa que me excita un montón.

-Te gusta mi amor? -me dijo-

-Joder, si, si….

-Y si algún vecino nos está mirando?

Joder, me había olvidado del ventanal, pero el polvo estaba siendo buenísimo, me daba igual todo…

-Mmmmm… no pares, joder, que rico

-Y si alguno de esos se está poniendo las botas viendo como me follas?

Joder que cansino era, pues me daba igual, definitivamente gozaba mucho, había pensado en Rafa, estaba fuera de mí…

-Pues que mire, joder, que rico…. que mire si quiere….

Estaba fuera de mí, me iba a correr…

-Deja que te quite el antifaz amor… -dijo, mientras tiraba del antifaz bajándomelo…

Abrí los ojos, y me quedé de piedra. El ventanal, abierto. En la terraza de enfrente, Rafa, sentado, desnudo, con la polla tiesa, meneándosela arriba y abajo, con sus ojazos verdes clavados hacia mi. Yo, expuesta, a punto de correrme, con la polla de mi marido en mi interior. El cabrón de Jorge había jugado magistralmente. Par mi sorpresa, me excité. Me excitó ver la polla de aquel yogurín, ver como se pajeaba mirándonos. Me agarré un pecho, me mordí el labio, lo miré (a Rafa) lascivamente. Cerré los ojos, me recosté hacia mi marido, y empecé a moverme, imaginándome que era el miembro de aquel jovencito el que estaba cabalgando, el que estaba gozando….. me corrí, tuve un orgasmo intensísimo, como no recordaba en mucho tiempo. Me incorporé, miré a Rafa, que seguía masturbándose, ahora a más velocidad. Miré a mi marido, que me sonreía cachondo, el muy cabrón. Lo besé, y mientras lo hacía empecé a moverme, dispuesta a que se corriera dentro de mí. Al poco se estremeció, y conseguí que se corriera…

Nos quedamos abrazados un rato, y al mirar hacia la ventana, vi que Rafa ya no estaba. Mi marido se levantó a cerrar las cortinas, y se fue a la ducha. Ninguno de los dos comentó nada sobre lo ocurrido.

Poco más paso esa noche. Salimos a cenar, y nos recogimos pronto, cansados del día.

Al día siguiente (era el penúltimo día), nos fuimos otra vez a la playa. Esta vez si estaban los vecinos, tumbados donde hacia dos días. Pensé que mi marido tal vez se cortara un poco, tal vez no les dijera nada por lo ocurrido el día anterior. Pero para mi sorpresa, se fue directo hacia ellos:

-Hola chicos, que tal? Nos tumbamos con vosotros?

-Hombre Jorge, claro que si -dijo Rafa-

Mi marido me miró. Primero preguntaba a los chicos, luego ya buscaba mi aprobación. Definitivamente, mi marido jugaba con fuego, y se iba a quemar. No iba a ser yo la mojigata que lo cortara. Quería jugar? Pues jugaríamos, pensé. Le sonreí, y puse mi toalla al lado de los muchachos. Me quité el vestido, quedando nuevamente en topless y con ese micro bikini. Jorge se tumbó a mi lado. No pensaba cortarme un pelo, mi marido se lo había buscado..

-Que tal chicos? Hubo más suerte anoche? -les dije-

-Que va,- dijo Isra- nada de nada, estas vacaciones no follamos, jajajaja

-Bueno, por lo menos alguien descargó anoche -dije mirando a Rafa directamente. El chaval no se cortó:-

-Joder tía, disfruté mucho de veros. El tonto este de Isra estaba dormido y no se lo creía cuándo se lo conté…

-Bueno, somos adultos todos, y aquí estamos para pasarlo bien…-lo dicho, mi marido quería juego? Pués toma juego, pensé- Cariño… -dije mirándole- me pones crema?

-Que te la pongan estos, yo me voy al agua que estoy acalorado.

Maldito chiflado, pensé. Pués te vas a enterar.

Mi marido se adentró en el agua, y yo me tumbé boca abajo. Enseguida tenia un muchacho a cada lado, uno poniendo crema en mis piernas, otro en mi espalda. Notar sus manos me hizo erizar la piel, me excité. Además, las manos que acariciaban las piernas, llegaron a mi culito y notaba sus dedos rozando mi coñito. A cuatro manos, se entretuvieron en mi culito un buen rato. Me giré, sin decir nada, y pude ver los bultos en sus bañadores. Mis pezones tambíen delataban mi excitación. Ya no pensaba en nada. Los chicos tocaron todo lo que quisieron, me dejé hacer. Al rato, les dije que bastaba, ya estaba bién untada. Un -uffffff- por parte de Rafa fué cuanto dijeron, volviendo a sus sitios. A los diez minutos de estar tumbada, tomando el sol y dándole vueltas a la cabeza, me fuí hacia el agua, con mi marido. Le abracé y le besé.

-Joder nena… te han untado bien….

-Estas celoso o que?

-Que va, ya te dije que me pone cachondo el tema….

Definitivamente, me tenía flipada. Una cosa era fantasear, y otra lo que estaba sucediendo…

-Y hasta dónde quieres que llegue el tema, amor?

-Hasta dónde estas dispuesta a llegar tu?

Podría ser una pregunta trampa, pero decidí ser sincera:

-Yo estoy insegura. Pero los chavales lo tienen claro. Mientras me frotaban crema por las piernas, por la espalda… recreándose en mi culito… no se han cortado un pelo. Y la verdad, me excitó. A ellos también, a juzgar por el tamaño de sus bultos en el bañador…

-Y tu como te sientes?

Me acerqué a susurrarle al oído:

-Estoy mojada, súper excitada….

-Pués ya ves yo… -me llevó la mano a su entrepierna. Tenía la polla como una piedra. Joder, definitivamente la situación a mi marido le excitaba–

Nos besamos. Tenía miedo, lo miré con inseguridad…

-Cariño, lo que tu quieras. Lo que pasa en Ibiza, se queda en Ibiza -me dijo besándome de nuevo…

Pasamos el resto de la mañana muy a gusto, entre risas y coqueteos. Esta vez comimos los cuatro juntos, y decidimos seguir en la playa… mi marido, como no, se echo su siesta. Estuve con lo chicos tomando el sol, fumando, jugando a las cartas, jugando a las palas. La verdad, me hicieron sentir muy a gusto, para nada me incomodaron. Sus miradas, sobretodo las de Rafa, ya no me incomodaban, al contrario, me sentía más joven, más sexy que nunca. Mi maridito se despertó, estando nosotros en el agua. Se vino con nosotros, nadamos, jugamos, y se nos pasó casi la tarde en un santiamén.

Al regresar al hotel, propuse salir a cenar juntos. Por que no? Lo estábamos pasando muy bien. Los chavales no dudaron en aceptar. Mientras nos duchábamos, mi marido empezó a besarme, a comerme las tetas, a tocarme el coñito…

-Que tramas, cariñito mio…?

Vaya, ahora empezaría a rajarse? La verdad es que no tramaba nada, simplemente me sentía desinhibida, excitada, feliz… Me estaba encantando aquel viaje, lo que estaba sucediendo. No quería comerme la cabeza, además, había sido él quién había propiciado todo desde el principio. Así que mi respuesta no podía ser otra:

-Lo que pasa en Ibiza, se queda en Ibiza…-fue mi respuesta, mientras bajaba besándole el torso, el vientre, hasta llegar a su polla y darle una mamada hasta el final.

Cenamos en una terracita del lugar, entre cervezas y un par de vinos. Al terminar la cena, la conversación en la sobremesa fue subiendo de tono. Los chavales no paraban de alagarme. Ya no se cortaban mucho, me estaban tirando los trastos, pero no me incomodaban, y a juzgar por lo que veía en mi esposo, a él tampoco. En un momento dado, Rafa se soltó:

-Joder tía, desde que te vi follando con tu marido ayer, no dejo de querer follarte yo tambíen.

-Y yo…-dijo Isra-

-Despacio chavales- intervino mi esposo- esto nosotros no lo hemos hecho nunca. El viaje esta resultando muy morboso gracias a vosotros, pero si queréis algo más con mi reina, os la tenéis que ganar. De momento, creo que no vais mal. Depende de ella más que de mi, cómo acabe la noche.

Vaya, así que esa era su respuesta? Definitivamente, estaba dispuesto a llegar hasta dónde yo quisiera? No se si fue el alcohol, la excitación de esos días, los ojos de Rafa… pero no dude en responder:

-Porque no vamos al apartamento a tomarnos algunas copas más?

Ya estaba todo dicho, pensé. Aunque aún no me lo creía….

Llegamos al apartamento, y Jorge sirvió unos tragos. Isra y Rafa se sentaron en un sofá, y mi marido y yo en otro. Parecía que el ambiente de la cena se había diluido, estábamos un poco cortados todos, pero entonces Jorge me empezó a besar, acariciándome el muslo por debajo del vestido. Estaba atacada, a punto de echarme para atrás, notaba la boca seca, el corazón que me iba a salir por la boca…

-Relájate vida mía. – me tranquilizó- te amo.

Seguimos besándonos. Empezó a acariciarme los pechos por encima del vestido. Me giré hacia los muchachos. Estaban los dos frotándose el paquete por encima de los pantalones, con cara de extasiados.

-Ponme el antifaz… -le susurré a mi marido, casi no podia hablar de los nervios, de la excitación-

Me vendó los ojos. Noté como me volvió a besar. Mi mano ya buscó su polla, sin contemplaciones, la notaba dura por encima de su pantalón. Entonces noté como me besaban el cuello, noté unas manos bajándome el vestido, dejándome los pechos al aire. Noté una boca en un pezón, lamiendo, succionando. Noté otra boca en el otro pezón. Guau, era increíble. La mano de mi marido, me agarró la mía, y la condujo hacia el paquete del que tenía al lado. Para mi sorpresa, no toqué pantalón, si no que pude agarrar una polla algo más gorda que la de mi marido. Empecé a pajearla, y no tardé en bajar a mamarla. Noté unas manos detrás, invitándome a tocar otra polla. No dudé en abandonar la polla que estaba degustando, para degustar la otra. Estaba fuera de mi, muy excitada. Los nervios habían dado paso a que me sintiese deshinibida. Supongo que el antifaz jugaba a mi favor. No sabía a quién se la estaba comiendo. Me guiaron hacia la cama, y me desnudaron.

Mientras alguien empezó a comerme el coñito… y Dios, como lo hacía, solo sabía que no era mi marido…. yo me dedicaba a chupar, a lamer las dos pollas que tenía a mi alcance: la de mi marido, y otra. Rafa dijo que se venía, así que supe que la otra polla era suya. Dejé que se corriera en mis pechos, mientras me llegaba un super orgasmo por como movía la lengua Israel. Luego me pusieron a cuatro patas, empezaron a follarme mientras me comía la polla, debía ser la de Israel, pues Rafa se había venido y no era la de mi marido.

-Quieres que te folle Isra, cariño? -Me preguntó Jorge-

-Joder, si…

Nos cambiamos, y mientras se la chupaba a mi marido, fui consciente de que quién me penetraba era Israel. Y joder como se movió, me estaba gustando mucho. Mi marido me avisó, se iba a correr, y noté brotar su leche en mi boca. No lo había hecho nunca, pero me lo tragué, estaba fuera de mi.

Para mi sorpresa, mi marido se retiró y notré otra polla tiesa invitándome a ser mamada. Debía de ser Rafa, así que mientras Isra seguía follándome desde atrás, ya estaba otra vez chupando, sin descanso, con el sabor del semen de mi marido aún en la garganta.

Israel se vino, noté su polla contrayéndose en mi coñito, y me provocó otro grato orgasmo.

Aquella noche, no recuerdo los orgasmos que alcancé. Me estuvieron dando caña mucho tiempo, en muchas posturas, ahora uno ahora el otro, incluso hicimos la doble penetración que, aveces, había imaginado como sería. Fue increíble, acabé exhausta.

-No puedo más! -admití tras correrme por enésima vez…

Me levanté, y me fuí al baño a mear, a asearme un poco, tenía el cuerpo flojo. Al salir del baño, con la sensación de haber corrido una maratón, solo encontré a mi marido. Lo besé, ya adormilada, y me tumbé en la cama. Me dormí profundamente enseguida.

Al día siguiente, cuando desperté, me embargó un miedo, una sensación de culpa, que se disipó cuando mi marido entró en la habitación con el desayuno en una bandeja:

-Cariño, lo que pasa en Ibiza se queda en Ibiza. Disfruté, mucho. Disfruté porque te vi gozar como nunca. Y porque no fue algo forzado, surgió. Nada cambia mi amor por ti, y espero que no cambie el tuyo hacia mi. Sexo, es sexo. Te amo.

La miré emocionada, tenía un marido que no me lo merezco. -Te amo! – le dije, y le besé.

Hicimos las maletas, y nos pasamos por el apartamento de los chavales, pero no estaban. Que fue de ellos, quién sabe. Gente maja, nos dieron una vacaciones que mi marido y yo no olvidaremos, y que deseamos repetir.

https://todorelatos.com/relato/145309/

Parejafeliz2006

3 Respuestas a “Vacaciones en Ibiza”

  1. Magnífico relato. Enhorabuena! Realmente excitante, soñador, morboso, atrevido…perfecto!!! Nos identificamos plenamente con vosotros…

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